Televisión
Argentina: Crisis en INCAA preocupa a los productores audiovisuales
Una inusual manifestación de estudiantes de cine frente a la sede del Instituto Nacional de Cinematografía y Artes Audiovisuales (INCAA) llamó la atención pública, al intervenir la policía, hacia el conflicto que enfrenta el ente que fomenta la producción cinematográfica y de TV en el país.La esencia del problema es que, a fin de este año, caduca el mecanismo legal que la ley 27432 que recauda fondos para el INCAA y otras entidades públicas estatales, como el Instituto de la Música, el de Teatro y las Biblioteca Popular, entre otras. Las entradas de cine, en su época el alquiler de videocassettes y más recientemente las suscripciones de Streaming incluyen impuestos con los que se financian producciones locales y, en parte, la estructura del INCAA y su sistema de capacitación. De no dictarse una nueva ley, todo esto podría desaparecer por falta de financiación.
Por otro lado, se detectaron puntos de vista entre el Ministro de Cultura de la Nación, Tristán Bauer, y el hasta ese momento Presidente del INCAA, Luis Puenzo, acerca de la política, estrategia y tácticas a seguir en la materia. A partir de la movilización, se difundió que Bauer había solicitado la renuncia de Puenzo, y poco después la negativa del cineasta a presentarla. El miércoles 13 el Poder Ejecutivo emitió el decreto 183, cesando a Puenzo en su cargo y reemplazándolo en forma interina por el vicepresidente de la entidad, Nicolás Battle.
También existe una diferencia conceptual entre quienes siguen la carrera o ejercen la profesión cinematográfica con los sectores activos en la producción de televisión y streaming. Si bien ambos sectores solicitan la continuidad de los planes de fomento, la comunidad cinematográfica añora la continuidad de la producción de cerca de cien largometrajes por año, en tanto los productores de TV apuntan hacia las coproducciones y acuerdos con empresas de otros países, aunque les molesta el hecho de que las OTT que solicitan producciones para streaming paguen una suma fija y no compartan utilidades con los productores.
Ambas corrientes confluyen en el sector de la producción de contenidos y procesamiento técnico –que alguna vez fue una actividad muy intensa, por el grado tecnológico alcanzado en su momento--, que tropieza con las dificultades cambiarias y problemas burocráticos a la hora de vender servicios al exterior, y la resistencia de los productores de otros países a invertir en producir en Argentina en la actualidad. Tanto Netflix como Prime Video, fuertes fuentes de trabajo en el campo del streaming, han ubicado sus filiales latinoamericanas en México. HBO Max y WarnerMedia tienen una estrategia similar.
En declaraciones al diario Página 12, Vanessa Ragone, presidenta de la Cámara Argentina de la Industria Cinematográfica, calificó de “encerrona” la situación por que atraviesa el cine independiente argentino. Un productor independiente consultado por Prensario describió como ‘terminal’ la crisis que enfrenta el sector.
La crisis del INCAA traería aparejadas otras situaciones problemáticas, como la realización del Festival de Cine de Mar del Plata y de la conferencia Ventana Sur, que se realiza anualmente conjuntamente con el Marché du Film de Cannes, y la operación del cine Gaumont y otras salas subsidiadas por la entidad.
La solución no luce sencilla. Lo lógico sería lograr aprobar en el Parlamento una nueva ley, que extienda el sistema de ‘asignaciones específicas’ de fondo para la continuación de estas actividades, pero las diferencias de opinión en el Poder Ejecutivo complican la redacción de un texto que pueda ser convalidado por el Legislativo en tiempos en que muchos otros, de distinto tenor, no están recibiendo tratamiento.
El otro problema de fondo es la caída mundial de asistencia de público a las salas cinematográficas, reemplazadas en el gusto de millones de personas por la sintonía hogareña de contenidos audiovisuales en Streaming. Aún cuando se prolongue el sistema de subsidios con una nueva ley, la estimación de los fondos a recaudar a futuro no permite augurar el regreso a la época en que era posible ayudar a financiar la producción de un centenar de largometrajes por año y de esa manera darles fuentes de trabajo a los miles de estudiantes de cinematografía que hay en el país, una pequeña parte de los cuales se manifestó frente a la sede del INCAA en la Ciudad de Buenos Aires para reclamar esa continuidad.