Streaming: Fusionar OTTs, ¿Soluciona sus problemas?

Uno de los aspectos visibles de esta compleja situación es que hay por lo menos nueve OTTs globales tratando de venderle directamente a los consumidores (el llamado D2C) y tratando de eliminar a los cableoperadores y telcos como intermediarios (en eso consiste la ‘venta directa’), pero el público se resiste a contratar más de 3 o 4 de ellos. Así, crece el número de “hoppers” (“saltarines”) que se suscriben por poco tiempo a un servicio, sintonizan los contenidos que les resultan interesantes, y luego cancelan esa suscripción y contratan otra, en busca de más novedades. A esto se denomina “churn”.

Otra cuestión, relacionada con el mismo tema, es que ha cambiado el modo de consumir: el denominado “binge watching” consiste en sintonizar múltiples episodios de una serie de TV en una sola sesión o en poco tiempo, con lo cual el público adicto ‘consume’ un título en una semana o diez días y sale a buscar otra novedad, que hay que ofrecer para que no pase a la competencia. Hace20 años, una serie podía durar seis o más años y tener 23 episodios por temporada; hoy, la mayoría tienen 8 episodios y que exista o no una temporada siguiente depende de la cantidad de gente que la haya sintonizado en tres meses o algo parecido.

Otro problema: hoy, producir una serie competitiva cuesta un millón de dólares o más por episodio; “Game Of Thrones” en HBOllegó a costar 14 millones por episodio. Esto es imposible de recuperar con suscriptores que van y vienen como por una puerta giratoria, pero los OTTs utilizan el viejo método de los ‘cinco años’ para sus inversiones: toman ese lapso como ‘vida útil’ para los contenidos que producen, y cargan deuda en sus balances que suelen denominar “goodwill”, algo así como ‘buena voluntad’.

La crisis se hizo visible a principios de este año, cuando Netflix anunció que en este primer trimestre enero-marzo estimaba aumentar su base de suscriptores en sólo 2,4 millones, frente a los 4 a 8 millones que esperaban los analistas e inversores de Wall Street. Al mismo tiempo, creció la noción de que, para que varios OTTs lleguen a la cifra de 200 millones de usuarios –la actual base de Netflix, más o menos—tendrían que expandirse en países de menores ingresos, como la India y América Latina, donde el poder adquisitivo es menor y por lo tanto el ingreso por usuario también será más bajo.

La fusión de WarnerMedia con Discovery, actualmente en curso tras una desafortunada intervención de la telco estadounidense AT&T comprando WarnerMedia y DirecTV y perdiendo miles de millones de dólares en su operación –-por desconocer el negocio de los contenidos y querer aplicar técnicas de la telefonía móvil-- , ha despertado la noción de otras posibles “fusiones” como manera de rentabilizar el negocio del Streaming. Pero, el problema de esta variante es que ya han cambiado, tal vez para siempre, los gustos y hábitos del público, lo cual incluye dejar de ir al cine y acostumbrarse a novedades todos los viernes.

Los analistas admiten que, si los OTTs pagos bajansu ritmo de novedades llamativas, buena parte del público ahora suscripto al Streaming por suscripción (SVOD es su sigla en inglés) se pasará a los servicios gratuitos con publicidad (AVOD y FAST), como PlutoTV, o a la alternativa vMPVD, de televisión por Internet recibida a través de dispositivos como Roku o Samsung. O, seguirá con la TV paga lineal, como sucede en la mayoría de los países de América Latina (excepto Brasil y Venezuela), donde el nivel de abonados se ha mantenido constante, en parte por los canales locales de noticias que no están disponibles en TV abierta. Es un dilema que los OTTs tienen que resolver. Y pronto...

Para leer más sobre este tema, vea:

https://www.prensario.net/37076-2022-El-Streaming-enfrenta-su-nueva-realidad.note.aspx

https://www.prensario.net/36984-Dataxis-Netflix-seguira-liderando-Streaming-SVOD-en-America-Latina-pese-a-la-competencia.note.aspx